jueves, 1 de mayo de 2008

MUCHACHADA NUI: MONTY PYTHON CON ACENTO DE ALBACETE


Huérfanos del humor irreverente y surrealista al estilo Monty Python en los últimos lustros, Joaquín Reyes les rinde homenaje en Muchachada nui, que ahora emite la 2 los miércoles al filo de la medianoche. Llamarlo humor inteligente sería un insulto a lo ídem, pero sí que Reyes y su troupe han sabido crear un formato con multiplicidad de referencias a la cultura popular y otras tantas a lo underground. Poco familiarizado con el fenómeno de La hora chanante, debo confesar que Muchachada nui, su prolongación en el medio televisivo de cobertura nacional, me provoca una media hora de absoluto disfrute, aunque mi subconsciente me lleve una y otra vez a aquel silly humor de los Python y su Flying Circus, uno de los primeros éxitos catódicos de Michael Palin, John Cleese y Cia. Exceptuando Los Klanstein, unos dibujos naïf —en la línea de lo que hacía Terry Gilliam con los Python, pero mucho menos elaborado— que son lo más flojo de la función, Muchachada nui representa una gota en un oasis del humor televisivo(sado) sembrado de tópicos, de lugares comunes, de parodias mil veces vistas. Reyes saca partido de un físico que da mucho juego, primando la caracterización de astros de la música (su galería es variopinta: Bono, Robert Smith de The Cure, etc.) o figuras estrelladas del cancionero patrio (Rosa León, rescatada de un largo olvido). En esta gamberrada que se ha colado en horario nocturno en la cadena pública española, Reyes ha reclutado a sus compinches de Cámara café, Alex O’Dogherty y el ubícuo Arturo Valls (impagable el sketch en el que aparecen los tres en un medievo que resulta tan próximo a los Monty Python y sus «locos seguidores»). Merece, pues, la pena asomarse a esta ventana al ingenio, que pone el retrovisor al mirar sobre unos personajes desterrados del imaginario cultural actual. Figuras fosilizadas que vuelven al terreno de los vivos para hacernos forzar el lagrimal mientras esbozamos una sonrisa. O media. Claro que empatizar con la propuesta de Reyes y los suyos uno debe ser un poco «viejuno». Para un «chute» surrealista y delirante, me quedo con la apuesta de Muchachada nui, y cuando se trata de añadirle inteligencia a esa cosa llamada humor siempre nos queda Frasier o Seinfield. Eso sí, preferible degustar después de moderados periodos de abstinencia para que el efecto sea plenamente satisfactorio sino balsámico.

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