sábado, 2 de abril de 2011

«COLLAPSE INTO NOW» (2011) de R. E. M.: «JACK EL NAVAJA» EN LA «CORTE» DE MR. STIPE

Han pasado tres años desde que comenté en este mismo blog Accelerate (2008) —el primer post, para ser más precisos—, haciéndome eco de la decepción que me había provocado la escucha del CD número catorce de R. E. M. en estudio. Con la llegada de la primavera de 2011, la banda de Athens vuelve a ofrecernos una nueva entrega de la que está llamada a convertirse en una de las obras discográficas del pop-rock de los últimos decenios que más objeto de estudio despertarán en un futuro más o menos lejano, más o menos remoto, en un punto indeterminado del siglo XXI en que el rock será un valor residual. Y en este procesamiento del legado de R. E. M., intuyo, no faltarán las voces que reparen en la importancia de los productores o arrreglistas que han trabajado con el cuarteto, luego reformulado en un terceto de excelente músicos. Lo fue cuando John Paul Jones se encomendó a un lavado de imagen sónico de R. E. M. para Automatic for the People (1992), el disco que les transportó a una galaxia donde brillan las estrellas del firmamento pop-rock, abandonando esa etiqueta de cult group que habían cultivado por espacio de una década de la mano del productor musical de  la escena alternativa estadounidense Scott Litt. Cumplida con creces su misión el ex Led Zeppelin, Pat McCarthy pasaría a ser el indisociable colaborador de los R. E. M. durante un periodo de claroscuros en que, pese a la baja de Bill Berry, el «núcleo duro» creativo no se resintió. De ello daría fe Up (1998) y Around the Sun (2004), primorosos trabajos de estudio que penetraban en nuevos espacios estilísticos sin menoscabo a perder identidad entre sus legiones de fans.
Desconozco cuáles han sido los motivos reales de la decisión del porqué los caminos de McCarthy y los R. E. M. se bifurcaron (del productor llegó a decir el propio Michael Stipe que era el «cuarto» componente de la banda) después de haber dado vueltas por el planeta solar. Pero no cabe duda que McCarthy debió intuir signos de debilidad, de agotamiento entre los tres vértices que sostienen el «proyecto R. E. M.» desde inicio de los años ochenta. Con el clima un tanto enrarecido, pero con un contrato millonario bajo el brazo de una Warner resabiada que se aseguraba para los tiempos contar en su catálogo con una banda de primer orden —en la abundancia debían nadar los que se rasgan las vestiduras en la era donde la música parece ser patrimonio mundial… de las descargas—, Stipe, Mike Mills y Peter Buck capitularon, y decidieron reclutar al productor irlandés Garret «Jacknife» Lee para la causa. Cambio de cromos que ha tenido, después de haber despejado la incógnita de Accelerate en forma de Collapse into Now, unos réditos que invitan, cuanto menos, a la reflexión.
Vaya por delante que amo la música de R. E. M. No me imaginaría este mundo acelerado sin la posibilidad de sintonizar algún tema de los georgianos —los de USA, of course— al cabo de arrancar la hoja del calendario. De un tiempo a esta parte con R. E. M. me ocurre que, escuchados una y cien veces sus trabajos postreros, la decepción provoca un replegamiento sobre las esencias de una banda que alcanzaría su zénit con Automatic for the People. Vuelvo a pasar las páginas de los primeros capítulos de la historia sonora y sentida de esa banda norteamericana marcada a fuego por ese instrumento de infinidad de matices que representa la voz de Stipe. Por un efecto osmótico tanto en Accelerate como Collapse into Now se han filtrado parte de esas esencias que dieron cuerpo y alma al grupo de Athens, pero con la llegada de Garret Lee a la corte de Mr. Stipe todo parece cobrar un sentido de revival, de dejà vú. Lo que hubieran sido outakes de discos de la solvencia creativa de Out of Time (1989) o el susodicho Automatic for the People, se erigen en el timón de proa de un CD que dispara en distintas direcciones, pero sin afinar el objetivo. Cuarenta minutos que viajan hacia el pasado en no pocas ocasiones buscando afianzar un discurso melódico e instrumental que mixtura lo electrónico con lo acústico. Ecos de un pasado glorioso que se refunde en esta pieza grabada, en parte, en Berlín con un total de doce temas que orbitan en estilos dispares sin solución de continuidad salvo el detalle sutil de coincidir el final de Blue con el principio de Discoverer, como si fuera el uno la prolongación del otro. No faltan, eso sí, las reverbaciones vocales de Stipe (un auténtico contorsionista de la voz), los desgarros guitarreros de Buck & Mills, las aportaciones, en plan guest stars, de Patti Smith (again) o de Eddie Vedder (líder de Pearl Jam)… Y tampoco ese tema que enseñe una vez más al mundo del porqué en las últimas fases de la glaciación del rock R. E. M. alumbraría canciones con marchamo de alcanzar la eternidad. Para Collapse into Now el escogido no es otro que Überlin, obra maestra que mide los tiempos de una forma proverbial con unas letras que apelan a la habitual vena alegórica de Stipe. Algunos objetarán que the song remains the same. Pero un servidor prefiere esos requiebros melódicos con la mandolina mostrándose como un instrumento de eficacia probada en el abecedario de R. E. M. que esas sacudidas electrónicas de vacuo contenido que parecen complacer el ánimo de Lee. Meras comparsas frente a ese Überlin que se muestra exultante en la última entrega de los R. E. M., situándose incluso a distancia —a nivel de preferencias— de ese Me… Marlon Brando Brando and I arbolado de mensajes cifrados al más allá —al mito del celuloide, amante de las causas perdidas— y al más acá —Neil, el genuino Neil Young, devolviendo acuse de recibo de ese tema integrado en Le noise (2010) con aromas provenientes de la fértil tierra de Athens— y, no por casualidad, nuevamente recorrida por la mandolina ejecutada con destreza por Buck. Habrá que esperar, pues, al próximo compacto de R. E. M. para dar crédito a que las horas bajas de la estelar e indivisible formación —tres es un número primo— guardan estrecha relación con la personalidad de un productor que, lejos de espolearlos, parece perpetuarlos en una autocomplacencia. Bendita autocomplacencia, en todo caso, para los tiempos que corren en el patio del rock.
PD: Este post está dedicado a la autoridad en materia R. E. M., Mr. Álex Martín.

Invitación a escuchar mi tema favorito de Collapse Into Now, Überlin en Youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=ZITh-XIikgI


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