miércoles, 31 de agosto de 2011

ENSAYO SOBRE EL «NAPOLEÓN» DE STANLEY KUBRICK EN DIRIGIDO POR (SEPTIEMBRE 2011)

Después de haber publicado en 1999 Stanley Kubrick: una odisea creativa (Dirigido por…, Colección Serie Mayor nº 9) podrá consultarse en las páginas de Dirigido por (la revista que el próximo año cumple su 40 aniversario) un ensayo que he realizado y titulado El Napoleón de Kubrick: la historia más grande jamás filmada. En razón de la monumental obra editada por Taschen (Stanley Kubrick's Napoleon: The Greatest Movie Never Made) recientemente en una edición bastante accesible relación calidad-precio, he podido leer este verano el guión íntegro que se reproduce en la parte central del mismo. A partir de entonces, escribí una suerte de ensayo que tiene un riesgo meridiano en tanto que no se rodó ni un solo fotograma del anhelado proyecto de Stanley Kubrick. El resultado del mismo se puede encontrar en el nº 414, el correspondiente al mes de septiembre del año en curso de la veterana revista especializada en cine. Para abrir boca, aquí está el fragmento inicial del ensayo que ocupa un total de cuatro páginas de Dirigido por:
LOS RELATOS SOÑADOS DE KUBRICK: ENCRUCIJADA DE PROYECTOS
Para una obra como la de Stanley Kubrick que comprende tan sólo trece largometrajes sustanciados a lo largo de casi cincuenta años, inevitablemente los proyectos que quedarían aparcados fueron varios y, en la mayor parte de estos casos, reveladores de las intenciones autorales del cineasta neoyorquino. Desde hace relativamente poco tiempo han coincidido en el mercado editorial Stanley Kubrick’s Napoleón: The Greatest Movie Never Made (2009-2011, Ed. Taschen) (1) y Una peli porno (2011, Ed. Valdemar) de Terry Southern. Sendas obras comprometen al nombre de Kubrick; el primero compila todo el material existente, extraído de los archivos del director, sobre Napoleón, y del que conformaría un guión a partir de innumerables lecturas referidas al emperador francés; el segundo se aplicaría en un sentido más «lúdico» pero nunca llegaría a prosperar en forma de libreto pese a la buena sintonía exhibida con su autor, Terry Southern, el mismo que le había descubierto la novela de Anthony Burgess “La naranja mecánica” (1962) en la época de ¿Teléfono Rojo?: volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove…, 1964).Un lustro más tarde de haber estrenado esta sátira política y militar cuyo guión habían firmado ambos en coalición con el propio Peter George (el artífice de la novela), Stanley Kubrick se situaba en un auténtico «cruce de caminos» al haber acumulado diversos proyectos pero ninguno de ellos prosperaría. Además del monumental compromiso adquirido con la historia relativa a Napoleón Bonaparte —para tal menester, había desplegado un auténtico «ejército» a la búsqueda de localizaciones, escudriñar datos biográficos, encargar piezas de vestuario, etc.— por espacio de varios años, y de haber tanteado la posibilidad de adaptar el texto de Southern —recorrido por su perenne mordacidad y corrosivo sentido del humor— en forma de blue movie, Kubrick barajaría la opción de traducir a la gran pantalla “Relato soñado” (1926) de Arthur Schniztler (1862-1931). Esta última se convertiría, al cabo de muchos años, en Eyes Wide Shut (1999), el canto del cisne del realizador judío. En cambio, su particular visión sobre Napoleón se quedaría sin materializar; un personaje al que paradójicamente quizás le había dedicado más tiempo que ningún otro en su vida y que, en buena medida, sus respectivas personalidades se solapaban. Al hilo del guión que escribió el director de Fear and Desire (1953), en el curso de una velada en el Palacio de Tuilliers, Napoleón Bonaparte suelta a Monsieur Trillaud una frase que deviene la quintaesencia del pensamiento del cineasta estadounidense: «La sociedad es corrupta porque el hombre es corrupto — porque es débil, egoísta, hipócrita y avaricioso. Y no ha edificado este camino para la sociedad, ha nacido en esta dirección —puedes observarlo incluso en los chicos más jóvenes—».
    Se desconoce el tiempo que pueda transcurrir hasta que se de luz verde al proyecto ideado por Kubrick, sobre todo por el obstáculo que supone los costes económicos. Sea como fuere, al haberse abortado las líneas de financiación de Napoleón versión Kubrick se nos privaría del que presumiblemente hubiera sido una de las producciones que definiría con mayor tino su cuerpo autoral, tendiendo puentes a nivel temático y conceptual con la práctica totalidad del resto de su filmografía, incluso entre aquellos títulos que parecen desligados de la misma —Espartaco (Spartacus, 1980)— (...)    

Esperemos que este sea el principio de una fructífera colaboración con una revista de la que poseo buena parte de los más de cuatrocientos números (encuadernados) que han publicado a fecha de hoy. Veremos. Pertenezco a esa generación en que las revistas de cine — ausente del panorama Internet— comportaba una puerta al conocimiento y porqué no, a la discrepancia en torno a una disciplina artística que nos fascinaba y que, en particular, me sigue fascinando.


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Para más información sobre el libro del Napoléon de Kubrick id aEditorial Taschen

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