jueves, 8 de septiembre de 2011

UN ASUNTO DE MUJERES: EL «DSK GATE»


En uno de los mejores documentales relativos al mundo del cine que he podido ver a fecha de hoy, El chico que conquistó Hollywood (2002), el personaje al que alude el título, Robert A. Evans, dijo una frase que tenía visos de sentencia mientras esbozaba una perversa sonrisa a la conclusión de la misma: «No hay peor venganza que la protagonizada por una mujer despechada». Otro seductor que hizo del ejercicio del poder de altos vuelos el centro de gravedad de su existencia y que cuando el viento sopla a favor suele regalarnos una similar sonrisa mefistofélica, Dominique Strauss-Kahn (1949, Neuilly-Sur Seine), en su particular pesadilla experimentada en el curso de este verano ha recibido sistemáticamente el aliento de Anne Sinclair, perteneciente a esa estirpe de mujeres que Evans debió tener en mente al sincerarse ante el objetivo de Nanette Burstein y Brett Morgen, favorecido por este estado en que uno parece de vuelta de todo. Sin poseer la marca de Evans de siete matrimonios a cuestas uno anulado y el sexto divorcio en tránsito— y, por consiguiente, de conocer el alma de aquellas mujeres acostumbradas a moverse en los aledaños o en las esferas del poder, Strauss-Kahn contabiliza con Anne Sinclair su tercer enlace conyugal. La rica heredera de un imperio forjado en especial por la condición de marchante de arte y en particular, de Pablo Ruiz Picasso- de su abuelo paterno de inequívoca ascendencia judía (Paul Rosenberg), Anne Sinclair decidió abandonar su cargo de presentadora-estrella de la TF1 francesa para situarse a la sombra de un hombre que ambiciona(ba) ocupar la presidencia de la República francesa destronando, de esta forma, al actual titular Nicolas Sarkozy. Advertido incluso por éste último que los deslices sexuales no tributan de igual manera en los Estados Unidos que en Francia, en las horas bajas de Dominique Strauss-Kahn (que tocaron fondo con su ingreso en la prisión de Rikers Island del estado de Nueva York, no precisamente un santuario habilitado para convictos de distinto jaez), a buen seguro, regresarían a su memoria aquellas palabras expresadas por un adversario político que parecía saber bien de que pie cojeaba el taimado dirigente socialista que asumiría en 2007 el cargo de Director del FMI (Fondo Mundial Internacional). Con un pie puesto en la política internacional y otro en la doméstica, las palabras de Sarkozy tuvieron un sentido profético, quedando como «pena de telediario» para DSK la estampa del todopoderoso enmanillado y con la cabeza gacha librado a su suerte ante un tribunal neoyorquino circundado por un grupo de apoyo a Pravin Gordhan, la mujer supuestamente ultrajada en la habitación del Sofitel New Hotel donde trabajaba en calidad de labores de limpieza.  Semanas más tarde, DSK y señora regresarían a esa Francia ocupada por una nube de periodistas en la zona VIP del Aeropuerto Charles De Gaulle. Él lo hacía con la sonrisa dibujada en un rostro que ha envejecido varios años en poco más de un mes; ella, altiva, segura, firme en sus convicciones, pese a las sombras de sospecha de la infidelidad de su partenaire, de una defensa a ultranza del hombre que cambiaría el curso de su rumbo profesional... y vital. De aquella etapa de plenitud periodística, Anne Sinclair ha tratado de preservar su contacto con la realidad de la política nacional e internacional a través de un blog referencial. Pero una vez Dominique Strauss-Kahn ha podido librarse de las cadenas de la jurisdicción estadounidense, Sinclair ha decidido cancelar su blog para centrarse en rendir cuentas con el pasado reciente y, de esta forma hacer bueno el proverbio del siglo XX que desde las entrañas de su alma dolida y doliente pronunciaría Robert Evans. Sinclair está a punto de hacerlo, en primera instancia, a través de un libro titulado Madame DSK. Un destin brisé, de cuya redacción (al dictado) se han ocupado Renaud Revel y Catherine Rambert. Ya se sabe que Francia es un país de lectores, pero representa toda una incógnita si semejante ejercicio en prosa bastará para restituir el honor perdido de Dominique Strauss-Kahn ante el electorado socialista galo. El papel de las primarias se puede dilucidar, en forma de plebiscito, en las librerías, al tiempo que una nueva amenaza se cierne en el horizonte más bien próximo. La otrora colega de Anne Sinclair, Tristane Banon, ha cursado una demanda penal al haber sido violada. según su punto de vista, por Strauss-Kahn hace ocho años. De todo lo que ha rodeado en el último decenio a DSK, la imagen de Banon indignada frente al televisor al salir libre de todo cargo el ex presidente del FMI —el poder que todo lo puede— es la que me cuadra más con el concepto de lo auténtico. Una palabra que se revela hueca en el particular vocabulario que manejan entre sí esos seres queridos que han hecho de las falsas apariencias la fortuna de vivir. Dos enigmas en uno.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, buenos días, este articulo me parece muy interesante y lo he compartido pero creo que presenta una pequeña confusión entre los apellidos : Marie-Suzanne Le Queau es la fiscal del Tribunal supremo (Procureur en francés)y no es periodista y tanpoco es amiga de A S, supongo.
Tristane Banon es quien ha llevado un caso delante del Tribunal; es la hija de una ex-amiga de DSK, Anne Mansouret, (T Banon también ha sido una amiga de la propia hija de DSK, Camille SK); TB dice que DSK intentó violarla hace 8 Hola, buenos días, este articulo me parece muy interesante y lo he compartido pero creo que presenta una pequeña confusión entre los apellidos : Marie-Suzanne Le Queau es la fiscal del Tribunal supremo (Procureur en francés)y no es periodista.
Tristane Banon es quien ha llevado un caso delante del Tribunal; es la hija de una ex-amiga de DSK, Anne Mansouret, (T Banon también ha sido una amiga de la propia hija de DSK, Camille); TB dice que DSK intentó violarla hace 8 años.

Saludos amicales
Tra duire

Anónimo dijo...

Bueno pues me parece que ahora ya puedes eliminar mi comentario precedente que no sirve de nada
Saludos cordiales de TD