viernes, 3 de febrero de 2012

FUMATA BLANCA EN SEVILLA: LA «PERDICIÓN» DEL PSOE, EL AÑO CERO DE LA ERA CHACÓN

Desde hace bastante tiempo he sostenido que, más allá de cuestiones de índole presupuestaria, uno de los grandes déficits del cine español es el escaso abanico de géneros y subgéneros que maneja, decantándose generalmente la balanza por la comedia y el drama con los apellidos que se quiera. A diferencia del cine estadounidense que, a través de su producción audiovisual, se puede recomponer en cierta medida aspectos clave de su propia historia, nuestra cinematografía apenas retrata, por ejemplo, a la clase política real, aquella depositaria de la gobernabilidad del estado español o de su crisol de autonomías, o de su oposición. Encontrar, pues, que una producción fechada en España en los últimos veinticinco años en que se cite un solo nombre de un político es como buscar una aguja en un pajar. Y no es que falten argumentos para armar un thriller político: en la realidad de nuestros días aquellos jóvenes empeñados en renovar los contenidos temáticos de nuestra cinematografía tendrían material de sobras, a modo de ejemplo paradigmático, en ese juego de estrategia diseñado sobre el tablero de un socialismo borrado del mapa en las pasadas elecciones generales y autonómicas consecuencia directa del balance de la era Zapatero. Éste, en su segunda legislatura, evidenciaría la imposibilidad por sacar al país adelante, con una acción de gobierno cortoplazista socavada por una errática dirección y una peor ejecución de los mandos (ya fueran ministros, directores generales, secretarios de estado, etc.) que orbitaban en la Moncloa, en Ministerios o en sede parlamentaria. Si bien el thriller se sirve de algunos instrumentos propios como la elipsis para alterar la realidad temporal, cierto que muchos de ellos funcionan mejor sabiendo el espectador que la trama se desarrolla en días, e incluso horas. Una semana, pues, puede resultar un periodo bastante adecuado para dar cabida al desarrollo de un thriller con trasfondo político. Por consiguiente, la primera de este mes de febrero de 2012 serviría como modelo para trazar una obra de género en que los políticos serían los protagonistas de la función, encabezado el concurrido reparto por Carme Chacón en el papel de la mantis religiosa (así me refería sobre ella en un anterior post: ir a enlace) que maneja con destreza y perfidia las cartas de una baraja marcada. En uno de sus viajes relámpago a tierras catalanas su empadronamiento en los aledaños de la Ciudad Condal cabría someterlo a revisión para no crear agravios comparativos, Chacón repartiría cartas a la nueva cúpula del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) cuya dirección corre a cargo de Pere Navarro, a la sazón Alcalde de Terrassa— con la idea de venderles el discurso de que en su programa para acceder a la Secretaria General del PSOE el frente catalanista reividincativo no quedaría aparcado. Ese mismo frente presto a enarbolar la bandera del pacto fiscal para equipararse, en la medida de lo posible, al denominado concierto vasco (menudo eufemismo)— para sacar del atolladero económico en que se encuentran las instituciones debido a la combinación de una mala gestión y un agravio endémico en materia de fiscalidad, y del que Navarro y los suyos no dudarán en sumarse si quieren remontar en las próximas elecciones después de tocar fondo. Pero la jugada maestra que presume Chacón la llevará a regir los destinos del PSOE en los próximos años, quién sabe si incluso a lo largo de una década, ha sido repartir idénticas cartas a los delegados andaluces, pero diciéndoles cosas diametralmente distintas al oído, en atención a que se niega en redondo a suscribir ese pacto fiscal. Así lo ha dejado por escrito en un rotativo sevillano por si algún delegado se mostrara receloso de que una catalana se pronunciara con rotundidad en un tema que trata de equilibrar un déficit fiscal histórico. En este thriller al espectador le queda claro que Chacón engaña a sus fellow catalanes o andaluces. Una lección de malas artes más que suman en uno de los personajes más siniestros de nuestro país, capaz de hacernos creer que ella no estuvo en ese gobierno zapateril de infausto recuerdo y que si fue así, la democracia interna del PSOE que ahora pregona corregir a los cuatro vientos, no había funcionado como hubiera sido su deseo. Pero puestos a rendir cuentas sobre democracia interna, más bien ésta brillaría por su ausencia cuando su marido Miguel Barroso participaría activamente, en una reunión en petit comité, para designar a la que… oh sorpresa, sería investida Ministra de Defensa. Para esa escalada a las máximas cotas del poder que ansía desde hace tiempo Chacón, ya le servía un Ministerio que, por lo general, se encuentra entre los mejores valorados por los españoles. Pero todos estos asuntos trascienden poco a la opinión, debió pensar la ex ministra, y con el silencio de unos y el desconocimiento de otros, ha hecho camino hasta la ciudad hispalense donde echa un pulso definitivo a Alfredo Pérez Rubalcaba. Con todos los reparos que se le pueda poner a Rubalcaba, su candidatura es infinitamente más honesta que la de Chacón, esa diablesa más falsa que una moneda de Francisco Franco en la Europa del Euro. Los apoyos obtenidos por Rubalcaba en las últimas fechas Felipe González, Juan Carlos Rodríguez IbarraEmilio García-Page, el edil de Toledo que se postulaba como "tercera vía" pero que ha claudicado en sus ambiciones a la espera de que soplen vientos más favorables y recabe apoyos significativos entre las bases, máxime cuando se conoce que le acompaña, a modo de ticket al estilo americano, Patxi López, entiendo para desgracia del PSOE que no serán suficientes y Chacón será proclamada Secretaria General del Partido. Malos tiempos, por tanto, seguirán corriendo para el PSOE toda vez que la fumata blanca dicte sentencia en Sevilla con Chacón tomando el relevo de Zapatero gracias a unos delegados que no han querido enterarse ni la misa la mitad; unos u otros luego se lamentarán de la decisión adoptada un 4 de febrero de 2012 cuando se sientan engañados por la Phyllis Dietrichson de Esplugues de Llobregat. La perdición del socialismo para aquellos que seguimos fieles a un único partido fuera de la abstención o el voto del color que se lleva estos días merced a la ola siberiana. Si es así, con Chacón reinando en el PSOE que no cuenten con un servidor para sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa. El blanco (con b minúscula) será nuevamente el color a escoger. Y van…  

2 comentarios:

Christian Aguilera dijo...

Creo sinceramente que con la derrota de Carme Chacón (en contra de lo que presumía que ocurriría, aunque el margen ha sido tan sólo de veintidós votos)el PSOE sale reforzado de este 38 Congreso con un líder que, con sus "luces y sombras", gana de largo en aptitudes y en sapiencia a la hora de manejar los tiempos que la ex Ministra. Y es también un mensaje de que la veteranía y la experiencia es un grado y no debería ser un handicap. En fin, espero volver a confiar en este renovado (esperemos) PSOE, aunque mi escepticismo para con la clase política sigue siendo elevado.

Christian Aguilera

Anónimo dijo...

Reforzado?

Creo que ha quedado claro que de lo que se trataba era de ver quien conservaba la silla y quien tenía que mendigar de rodillas un puesto en la ejecutiva.
Con socialistas (????) como estos tenemos PP y CIU para años.