jueves, 28 de diciembre de 2017

«THE NIGHT OF» (2016): BETTER CALL JOHN (TURTURRO)

De manera sistemática, cada película producida en el mundo anglosajón que hoy en día merece la consideración de clásico lleva aparejada una “intrahistoria” ya sea en relación a la elaboración de guiones que pasaron por distintas manos, cuestiones relativas al rodaje o la elección de determinados intérpretes para los roles principales. En este último apartado un ejemplo paradigmático de cómo podría cambiar nuestra valoración sobre un determinado largometraje sería El hombre que pudo reinar (1975), para la que el director John Huston había pensado en primera instancia en Humphrey Bogart y Clark Gable como pareja protagonista. Más de treinta años después de aquella primera tentativa de adaptar el relato de Rudyard Kipling, Huston llevó a buen puerto el proyecto con Sir Sean Connery y Sir Michael Caine encabezando el reparto. Difícilmente podemos imaginarnos dos intérpretes más acertados a la hora de dar vida en la gran pantalla a Daniel Dravot y Peachy Carnehan en un film que, huelga decir, se sitúa entre lo más granado de la filmografía de John Huston al encarar éste su recta profesional y vital. Un tanto de lo mismo sucede en el espacio televisivo, en que las series despiertan un interés añadido en virtud de la necesidad de conocer detalles sobre una determinada producción más allá de lo que podemos observar en pantalla.
    Sin duda, John Huston figura en un lugar de honor en una eventual lista de realizadores que consignaron en el celuloide diversas producciones que han generado ríos de tinta en relación a sus “interioridades” y que incluso han comportado la publicación de monografías para dar cuenta de sus rodajes. Entre éstas figura Shooting Montezuma: A Hollywood Monster Story (2001), en que su autor Jan Merlin, entre otras cuestiones, nos coloca sobre la pista de un proyecto sobre el célebre conquistador que quedó abortado. Cincuenta y cinco años después de aquella tentativa que no prosperaría de ello se lamentaría el resto de su existencia Huston, Steven Zaillian perfiló un guión en aras a servir de base para una producción auspiciada tras las cámaras por su tocayo Spielberg. Una propuesta esperada para todos aquellos especialmente conmovidos por la historia de La lisla de Schindler (1993), la que representó la primera asociación entre Steven Spielberg y Zaillian, y que más tarde se repetiría de manera “extraoficial” al ejercer de script doctor este último para Amistad (1997). En ese hiato que separa su contribución en la sombra en Amistad de su colaboración en el proyecto de Montezuma Zaillian ha compaginado su habitual quehacer en calidad de guionista y/o script doctor con la dirección de largometrajes y producciones televisivas. En sintonía con otros guionistas que, como David Mamet, han querido alternar la escritura de guiones con la dirección merced a querer controlar el proceso creativo hasta el final, Zaillian encontró el campo abonado a satisfacer sus aspiraciones “autorales” con The Night Of, una miniserie producida por la HBO, que adapta una serie británica titulada Criminal Justice (2008-2009). Pocos años después de concluir el último y décimo episodio de la serie inglesa, HBO parecía predispuesta a financiar una versión norteamericana con la participación de James Gandolfini (Los Soprano) desdoblado en productor ejecutivo e intérprete, quedando confinado al papel del abogado defensor John Stone. Su inesperada muerte a los cincuenta y un años dejó el camino expedito para que Robert De Niro atendiera al requerimiento de participar en The Night Of, pero al parecer ya tuvo comprometida su presencia en el reparto de otra propuesta (en el ámbito cinematográfico) que encierra una doble curiosidad. Por una parte, en su título lleva incorporado el vocablo Stone –Hand of Stone (2016), en alusión al apodo del campeón mundial de boxeo Roberto Durán— y entre su nutrido reparto figura John Turturro, el que se postularía, a la postre, para ocupar la “vacante” dejada por Robert De Niro. Así pues, al igual que ocurrió con la dupla Connery-Caine en relación al film dirigido por Huston, resulta harto complejo imaginarnos The Night Of sin el concurso de John Turturro, encarnando a una atípico abogado afectado de un eczema en sus pies, que hace de la soledad su mejor compañía y que practica relaciones sexuales con una mujer de raza negra. Un personaje pintoresco, pues, cercano al universo de los hermanos Joel y Ethan Coen –el tándem que propició la eclosión profesional de John Turturro a finales de los años ochenta— que atiende, entre otras de sus peculiaridades, al cuidado de un gato… que merodeaba en la escena del crimen acaecida en una noche de octubre de 2015 en el distrito 87 de Nueva York. En la senda de los police procedural de los años setenta se acomoda la estética visual y narrativa de The Night Of, una producción de una robustez a prueba de bomba, que a lo largo de sus quinientos minutos de duración traza una panorámica sobre la realidad del único encausado de homicidio Nasir Khan (impecable Riz Ahmed), el hombre que pudo reinar en presidio, y de su familia de origen pakistaní, mientras en paralelo asistimos a las dinámicas cotidianas de John Stone, el agente a punto de jubilarse Dennis Box (Bill Camp, trasunto de Humphrey Bogart del siglo XXI: cínico, taciturno, con la coraza incorporada) y la fiscal Helen Weiss (Jeannie Berlin, mostrando un rostro andrógino que arroja sombras de duda sobre su sexualidad natural). Todos ellos hacen del ejercicio de su profesión el centro de sus vidas, una manera de aplacar un sentimiento de soledad que les embarga por igual fuera de su jornada laboral. Pero mientras Dennis tiene una presencia intermitente en el relato y Helen Weiss va ganando peso con el devenir de los capítulos, John Stone supone un personaje plenamente asentado en la narrativa construida por Zaillian en coalición con Richard Price (otro guionista con galones, que se mueve como pez en el agua en el lenguaje de los bajos fondos de su ciudad, Nueva York), en dura pugna con Razid, cuya noche más oscura asimismo fue la que más luz aportó a su ideal de amor al entrar en contacto con la horas más tarde vilmente asesinada Andrea Cornish (Sofia Black-D’Elia). La escena que clausura esta modélica miniserie, una auténtica obra maestra en su campo, hubiera podido ser planificada por Michael Mann: Razid rememorando sus instantes de gloria junto a Andrea, envuelto de un manto de nocturnidad, al borde del río Hudson con el puente de Brooklyn al fondo del encuadre final, en plano general. Una lección de savoir faire evaluada en ocho episodios por parte de un equipo de trabajo liderado por Zaillian y Price, que pasan a buen recaudo en la memoria de un servidor. Presumo que no faltarán las tentativas de abordar la confección de una segunda temporada, en que John Stone vuelva a las andadas. Better Call John en la jungla de asfalto, territorio propicio para esos losers que otro John (Huston) tantas veces dio cancha en multitud de historias servidas para el celuloide.                   


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